Corría el año de 1951 e Hiroshima estaba todavía fresco en la mente de los japoneses. Tras seis años excluidos de las competiciones deportivas por pertenecer al bando perdedor en la II Guerra Mundial, Japón coloca cuatro corredores nipones en la línea de salida de la maratón de Boston. Uno de ellos, Tanaka, bautizado después como el niño atómico, cruza el primero la línea de meta calzando unas zapatillas de lona fabricadas por una compañía japonesa nacida un par de años antes, Onitsuka Tiger. Luego llegaron los ´90 y ASICS, que nace de la fusión de Onitsuka Tiger con otros competidores, se marca un tanto cuando lanza al mercado su sistema de amortiguación de GEL (ASICS Gel Cushioning System). Una auténtica revolución para la pisada. Desde entonces, sus dos pilares (la Gel Nimbus y la Gel Kayano) no dejan de hacer historia y su tercer y más reciente pilar (la Nova Blast) viene a marcar un nuevo aire dentro de la casa nipona. Innovación, trabajo duro y diseño. Todo muy japo, incluso lo del acrónimo "Anima Sana In Corpore Sano" (con permiso de los romanos claro está).